(En referencia a Sócrates)
A los ojos del ateniense medio, era un hombre de aspecto desaliñado, que disctuía eternamente con sus amigos en la calle, en el taller, en el ágora, que interrogaba a los artesanos, charlaba con las rameras (...)
Este Sócrates aparece como un espíritu poderoso, irónico y a la vez persuasivo, amante de la felicidad del hombre y convencido de que tal felicidad solo puede provenir de la búsqueda perpetua de la justicia dentro del hombre y dentro de la ciudad (...)
Cuando Sócrates invitaba a sus jóvenes interlocutores, hijos de los hombres más ricos de Atenas, a alejarse de la política y el afán de lucro para acercarse a la filosofía, se manifestaba como un obstáculo capaz de perturbar la sociedad y del que esta debía deshacerse.
Claude mause. "Historia de una democracia. Aténas"
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