26/8/09

¿Qué dijo? XLVI

Santiago Alba Rico:
Ningún parlamento o asamblea puede decidir democrácticamente el exterminio de la población de Mitilene, tal y como nos cuenta Tucídides, porque la democracia consiste en haber decidido siempre ya que eso no puede ser objeto de decisión.
Ningún parlamento o asamblea puede decidir democrácticamente invadir un país, bombardear sus ciudades y matar de hambre a sus habitantes, porque la democracia consiste en haber decidido ya que eso no puede ser objeto de decisión.
Ningún parlamento o asamblea puede legalizar la tortura y la discriminación racial, porque la democracia consiste en haber decidido siempre ya que eso no puede ser objeto de discusión. Estás decisiones constituyentes que se han tomado ya calcifican la estructura ósea que garantiza el cumpliemiento de la voluntad popular y que es permanentemente corroída y ablandada por la naturaleza misma del capitalismo; y tienen que ver con la producción y distribución de la riqueza, con la igualdad ante la ley y con la división de poderes. Esas decisiones se llaman constitución y Estado de Derecho, ideas surgidas al hilo de la misma fuerza que las hizo imposibles, y deben ser firmemente defendidas, reivindicadas, afinadas-como un piano o un violín- contra esa fuerza de licuadora que es el capitalismo.
(Es una autentica lástima que el filósofo español contemporáneo más famoso sea Fernando Savater, Santiago Alba Rico es sin lugar a dudas una de las mentes más lúcidas y honestas en el panorama filosófico actual y la grandeza de su inquisitiva mirada sobre la sociedad capitalista es inversamente proporcional a la fama que tiene, pueden ustedes encontrarle en los enlaces de la derecha, concretamente en Rebelion.org, una de las páginas web que disfrutan de sus textos con cierta regularidad)

24/8/09

¿Qué dijo? XLV

Kant:

No apelar al sentido común, sino cuando la comprensión y la ciencia se acaban es una de las invenciones sutiles de los últimos tiempos, que permite al charlatán más superficial rivalizar tranquilamente con la cabeza más profunda y oponerle resistencia. Pero mientras haya todavía un pequeño resto de comprensión, se guardará uno muy bien de acudir a este recurso de emergencia. Y mirándolo bien, esta apelación no es otra cosa que someterse al juicio de la multitud: a un aplauso que hace ruborizar al filósofo, pero que pone altanero y triunfante al ingenio popular.
(Hoy tenía un pequeño articulillo acerca de los intelectuales y los canapés que espero colgar mañana, así que para no dejar esto colgado un Lunes más me aprovecho de una muy inteligente cita de Kant)

17/8/09

Una humilde propuesta que tiene por objeto que la población inactiva deje de ser un costoso cargo para el erario público...

Una humilde propuesta que tiene por objeto que la población inactiva deje de ser un costoso cargo para el erario público y redunde en beneficio para la Comunidad.


Como bien saben todos aquellos ciudadanos que se cuidan de informarse en nuestra prensa libre de lo que acontece a su alrededor, nuestro Estado atraviesa serias dificultades económicas que se manifiestan en el tejido social en forma de desempleo, este fenómeno se ha visto exponencialmente aumentado durante el último año, desembocando en una población inactiva de un volumen jamás igualado en la historia de nuestra sana democracia.

Estamos, obvio es para todos, ante una situación que puede significar una seria dolencia para nuestra sociedad; el mercado, corazón de nuestro cuerpo social, empieza a bombear con menos fuerza y, en buena lógica, partes de nuestra sociedad empiezan a perder el vigor proporcionado por el mercantil torrente sanguíneo, ocurre que cuando la circulación se detiene o se obstruye como en este caso, las partes del cuerpo donde ocurre esto se adormecen, se aquietan y finalmente, se paran.
Así pues, la solución parece obvia, hay que reanimar el corazón, en esto están ya trabajando nuestros expertos en economía, lamentablemente no es una tarea fácil, nuestra sana globalización ha traído como consecuencia una multiplicación de variables e intereses en liza que hace difícil poder considerar a la economía como una ciencia exacta, es más bien un cúmulo de proyecciones y deseos, hay quien señala que esto ha desembocado en una perdida de control sobre nuestro destino, que es ahora el Mercado, cual Frankenstein de valores y divisas, el que nos marca la pauta, pero basta observar como este sistema ha redundado en beneficio y libertad para cientos de miles de personas del primer mundo para considerar esa objeción como poco menos que una hipérbole delirante.
No es objeto de este humilde ensayo, escrito por quien no es más que otro ciudadano de nuestro reino democrático, el dar solución a este problema, hombres más capaces y con excelsa formación para mantener recto el enhiesto bisturí ante el paciente se encargan ya de recargar nuestro corazón para que todo siga igual que como hasta ahora, así pues, y como reza el título, este ensayo tiene más bien como meta dar con una solución temporal a esa población inactiva que les salve del lodazal de la pobreza y la ignominia social, cuando el corazón sea reparado pondremos fin a esta transfusión, a este cataplasma o como se quiera metaforizar en este caso.

Mi propuesta, digámosla de una vez, es la de convertir a la esclavitud a los 4 millones de parados que devoran con ingente rapidez los ahorros que como sociedad hemos amasado durante duros y felices años de recto trabajo.
Se que las inquebrantables convicciones democráticas que vertebran el cuerpo social habrán hecho saltar de indignación a quien con buena fe estuviese prestando atención a mi propuesta, me regocijo de ello, solo una constante vigilancia puede mantener inalterado nuestro orden mercantil y social frente a cualquier interferencia, y desde luego, la propuesta de esclavizar a un no despreciable número de conciudadanos supone una alteración significativa, más si me permiten explicar mi propuesta coincidirán conmigo en que mi propuesta, por estudiada y razonable merece ser llevada a la práctica.

Nuestra herencia de valores democráticos es un rédito del que todos debemos enorgullecernos, una prensa libre que se alinea no con un mismo partido si no que se reparte entre los dos (y que incluso es tan libre que puede intercambiarse los papeles cuando así crea oportuno), una clase política en constante labor de vigía frente a la más mínima desviación moral de alguno de sus integrantes, unos sindicatos que han comprendido felizmente que el progreso solo se consigue a través de la unidad y lucha denodadamente junto con la patronal desde hace varios años para que nada altere nuestra paz social…Ciertamente podemos enorgullecernos de todos estos logros, pero no debemos olvidar que bajo todos ellos subyace el interés económico que nos ha reportado felices beneficios a todos los ciudadanos del primer mundo que disfrutamos de un capitalismo sano y agradable, así pues, mientras que la democracia y los valores de libertad igualdad y fraternidad han sido nuestro espíritu, el capitalismo ha encarnizado dicho espíritu, a la hora de operar, por tanto, no es necesario que tomemos en consideración el espíritu, hay que prestar atención a la carne, nuestros valores seguirán ahí cuando los necesitemos.
Con esto, espero se subsanen las primeras reticencias a mi propuesta, la esclavitud es contraria a nuestros valores democráticos, pero hemos visto como esos valores son inalterables, seguirán ahí, y ahora de lo que se trata es de operar y sanar el cuerpo.

Ahora bien, pasemos a cuestiones más importantes ¿Es rentable la esclavitud? desde luego que si, no debemos olvidar que la nación más democrática y al mismo tiempo adalid de la libertad en todo el mundo, los Estados Unidos de América, deben su sana economía, a pesar de este reciente bache, a varios siglos de mantener a una clase esclava que levantó con duro tesón el país más poderoso del mundo ¿es posible un ejemplo mejor? el fértil tráfico de esclavos entre los países del primer mundo significó un impulso beneficioso y definitivo para la completa implantación de nuestras democracias primer-mundistas, como vemos, le debemos mucho más a la esclavitud de lo que en principio podríamos pensar.

Para calmar a los más contrariados ante mi propuesta, permítaseme detallarla más, presiento que la mayor objeción podría venir de aquellos que acusen a la esclavitud de degradar y empeorar la situación de los seres humanos, intentaremos refutar esto, en general los trabajadores usan su salario para sufragar algunos gastos básicos que permiten una vida digna, a saber, un techo donde refugiarse y tener acceso a medicamentos y alimentación, mientras se tengan esos tres elementos básicos se puede hablar de vida digna, con esto, un trabajador puede sobrevivir para volver al trabajo al día siguiente para ayudar a reactivar la economía, pues un esclavo de nuestra democracia tendría exactamente los mismos bienes, sus dueños le procurarían alimento, atención sanitaria y un techo donde vivir ¿A quién le interesará más que a un dueño de un esclavo tener esclavos sanos y bien alimentados que trabajen más y mejor para él?.
¡Pero no se trata solo de vivir, si no de vivir dignamente! grita a coro toda la progresía, se exaltan con justicia, pienso yo, ¿es que los esclavos no podrán tener ratos de ocio? Por supuesto que si, durante los fines de semana, podrán acompañar a sus dueños a los planes de ocio que estos tengan, ir al centro comercial o de compras, por ejemplo, como se ve, un trabajador y un esclavo podrán disfrutar del mismo tiempo de ocio, las diferencias serían inapreciables.

Las plazas públicas de nuestras amplias metrópolis son el lugar perfecto para que el Estado empiece a sacar a subasta los primeros esclavos, los domingos podrían ser un buen día para instalar las infraestructuras necesarias para que se pudiese empezar a comerciar con los antiguos y deprimidos trabajadores transformados ahora en vigorosos esclavos deseosos de trabajar, una buena época para comerciar con esclavos sería entre los meses de Septiembre y Octubre, ya que la temporalidad de los contratos actuales suele terminar sobre ese periodo del año, así, una familia que desee invertir y al mismo tiempo reactivar la economía, podría dirigirse a la plaza de su ciudad un domingo cualquiera a adquirir un buen esclavo, o quizás, gracias a un juicioso ahorro, podrían adquirir una pareja o una familia entera, un hombre para trabajar, una mujer que asegure la reproducción de la mano de obra y quizás unos pequeños niños que pueden servir de compañía a sus hijos.

Los estudiantes que decidan dejar los estudios podrían optar entre incorporarse al mercado laboral o al de esclavos, salvaguardando así uno de nuestros principios inamovibles, la libre elección del individuo, los estudiantes universitarios que no encuentren su lugar en el mercado laboral podrían también elegir a incorporarse al mercado de esclavos, no ya como esclavos cualquiera, sino como esclavos por encima de la media gracias a su formación universitaria, así, en el mercado de esclavos también podríamos huir de la injusta igualación de individuos diferentes y, al igual que en el mercado laboral, habría esclavos más o menos salvaguardando también otro de nuestros principios inquebrantables, la de desarrollarnos según nuestro potencial y capacidades dentro de un entorno dado.

Naturalmente, y con esto concluimos, sería una situación temporal que se alargaría tanto como lo hicieran nuestras estrecheces económicas como sociedad, pero esta propuesta está tan bien pergeñada que me atrevo a decir que después de este acomodo temporal muchos de nuestros conciudadanos no tendrán inconvenientes en seguir siendo esclavos, las diferencias serían, como dije, inapreciables.

El capitalismo nos hizo demócratas y la esclavitud nos permitirá seguir siendo libres, la cuadratura del círculo.









(Lo siento, señor Swift, no he podido evitarlo)