Parece como si algo cambiase la fisonomía de los personajes de nuestro drama. El antiguo poseedor de dinero, abre la marcha convertido en capitalista, y tras él viene el poseedor de la fuerza de trabajo, transformado en obrero suyo; aquél, pisando recio y sonriendo desdeñoso todo ajetreado; éste tímido y receloso, de mala gana, como quien va a vender su propia piel y sabe la suerte que le aguarda, que se la curtan.
Karl Marx, El Capital
Karl Marx, El Capital