27/12/17

¿Qué hay dentro de un libro? LXXVII



En el odio, como en el amor, hay flechazos. La diferencia es que los flechazos presuponen la suspensión del juicio -amo con independencia de los defectos y las virtudes, igual que estornudo-mientras que los flechazos del odio fundan sus señuelos en el placer soberano de juzgar. El enamorado se entrega o se rinde; el odiador se "empodera" hasta la destrucción-al menos virtual- del objeto de su odio.

"El odio y sus flechazos"
Santiago Alba Rico.