28/1/08

De revoluciones y periodicidades.

Entre una y otra cosa llevo sin dedicarle ni la cuarta parte de la mitad del tiempo de lo que me gustaría al blog, llevo demasiado tiempo abusando de los textos de los libros sin realizar un post más o menos decente, lo he estado pensando y he decidido que hasta nuevo aviso la actualización será de carácter semanal, creo que eso me daría margen suficiente para publicar algo más o menos decente de forma periodicamente regular y no como hasta ahora, que he seguido el prefecto laissez faire de escribir cuando los vectores "tengo tiempo" y "tengo algo interesante que postear" convergían, lo cual, cada vez estaba ocurriendo con menos frecuencia.

Así pues queda dicho, nos veremos una vez a la semana, y espero que esta sea la última vez que tenga que escribir un post sobre la periodicidad, que su número empieza a ser ya sonrojante para quien esto escribe.
También me gustaría dejar claro que aunque a veces no conteste todos los comentarios los leo todos, como también contesto todos lo e-mails que me llegan al correo del blog, es decir, que los contestaría si recibiese alguno, quiero decir.
Incluso tenía pensado realizar algunos cambios de carácter ornamental en el blog, pero eso ya lo iré meditando con el tiempo.

Sin ganas de alargar esto más de lo debido les dejo con el consabido fragmento semanal, tratándose esta vez de un curioso libro de Jean Paul Sartre titulado "Huracán sobre el azucar" y en el que se relatan las vivencias del filósofo en la controvertida isla cubana a escasos Dieciocho meses de triunfar la revolución y lo que piensa de ella:

Cada uno de sus progresos puede resultarle fatal, pues en cada uno de ellos afirma su irreductible voluntad de independencia. En consecuencia, el peligro proviene de sus mejores obras y crece con su mejoramiento; es una carrera contra el reloj

Jean Paul Sartre. "Huracán sobre el azucar"

21/1/08

¿Qué hay dentro de un libro? XLVII

En la noche de completa oscuridad que rodea a la más remota antigüedad, tan remota para nosotros, brilla la eterna e infalible luz de una verdad más allá de toda duda: que el mundo de la sociedad civil ha sido ciertamente desarrollado por hombres, y que, por lo tanto, sus principios deben encontrarse en las modificaciones de nuestra propia mente humana. Quien quiera que reflexione sobre esto no puede sino maravillarse de que los filósofos hayan dedicado todas sus energías al estudio del mundo natural, el cual solo Dios puede conocer al ser su creador; y que hayan despreciado el estudio del mundo de las naciones, o mundo civil, el cual los hombres podrían llegar a conocer al ser sus creadores.

G.Vico "Sziencia Nuova"

14/1/08

¿Qué dijo? XXXVII

Norberto Bobbio:

La característica de la situación del laberinto es que ninguna boca de salida está asegurada del todo, y cuando el recorrido es justo, es decir, conduce a una salida, no se trata nunca de la salida final. La única cosa que el hombre del laberinto ha aprendido de la experiencia (supuesto que haya llegado a la madurez mental de aprender la lección de la experiencia) es que hay calles sin salida: la única lección del laberinto es la de la calle bloqueada.