18/3/07

Acerca de la virtud.

Hace siete días colgábamos un post en el que citábamos un texto de la Apología de Sócrates, el primer diálogo que escribió Platón y que relata el discurso que dió Sócrates para defenderse en su juicio. (Nunca nadie dió un discurso más torpe en su propia defensa, señores, se lo aseguro)

El caso es que en ese fragmento Sócrates decía que el ser virtuoso necesariamente nos daría felicidad, y en los comentarios, Umla, hacía un comentario de sentido común con respecto a esta idea:

Pues me voy a permitir el lujo de discrepar. Cultivar la virtud no hace a nadie más afortunado, sino, simplemente, más virtuoso. El bien que el virtuoso ofrece al mundo y a la humanidad, no le resgresa por el mismo cauce, sólo lo hace de modo simbólico, con esa sensación de paz y bienestar, con uno mismo y la propia conciencia, que dejan la honestidad y las buenas acciones.Pero vamos, que a más virtuoso, más papeletas para que se intenten aprovechar de uno. Así que... discrepo.Saludos.

Si nos paramos a pensarlo es una objeción totalmente válida y que vemos que se cumple en la realidad con cierta frecuencia: A más virtuoso, más papeletas para que se intenten aprovechar de uno.

Ahora bien, permitidnos citar un texto de Muñoz Valle de su libro Así nació el hombre occidental:

"Tradicionalmente se insitía en que el éxito externo era el coronamiento de la virtud; el hombre justo es el que alcanza el triunfo en la sociedad con su valor y su virtud.Pero la realidad hace ver que no siempre es premiada la virtud y que el hombre justo termina a veces en el fracaso externo. Para resolver esta dificultad Sócrates interiorizó el concepto de éxito, es decir, el éxito de la virtud es la salud del alma; por tanto, lo que cause daño al alma(la maldad) es lo que constituye el fracaso del hombre: el fracaso se identifica con la maldad. Así termino eliminando la tendencia humana al triunfo en la sociedad; todo el campo de acción positivamente valiosa se reduce a su interior, la moralidad pura, "la virtud interna"

Precioso texto ¿no? Por lo menos a mí me lo pareció, la solución socrática me parece elegante, cambiar el contenido de el significado habitual de virtud, nunca más el éxito publico sino el privado, y en una polis (ciudad) justa acabaría por dar también felicidad externa, pública.

(Y ya de paso aprovechamos para hacer publicidad totalmente gratuita del blog de nuestra amiga Umla, no se lo pierdan, lectores, no tiene desperdicio)

3 comentarios:

umla2001 dijo...

Por alusiones...

Acabo de leer esto, ¡qué sorpresa! En fin, te agradezco la publicidad gratuita, que no viene mal ahora que el blog anda un poco de capa caída. Y sobre todo, es agradable saber que las palabras que escribimos en los comentarios son leídas y analizadas con tanto detenimiento.

La verdad, lo de la "virtud interna" me ha convencido. En fin, en una ciudad justa la bondad del hombre virtuoso ha de ser necesariamente recompensada. Por lógica. ¿Esto no suena un poco a las bienaventuranzas?

Saludos.

Jose C dijo...

Sip, las similitudes entre Sócrates y Jesús no son pocas, hay un montón de citas socráticas que si no aparecen acreditadas al ateniense cualquiera las confundiría con palabras del nazareno.
Ninguno de los dos escribió nada, ambos consiguieron reunir a su alrededor un nutrido grupo de seguidores que continuaron su proyecto teórico, etc,etc,
La verdad es que es un tema interesante, aunque aún no tengo muchas cosas claras sobre estas similitudes ni lo he estudiado bien, más adelante, cuando lo tengamos más claro, no descartamos escribir algo al respecto.
Saludos.

Índigo dijo...

Poco hay mas desasosegante y descorazonador que el fracaso interior que uno mismo se conoce y se sabe,aunque estemos inmersos en un proceso de "glorificación" mundana: premios, reconocimientos, etc. Saberse correspondido es el único éxito: poder querer a quien me quiere, y viceversa.