2/7/07

¿Qué hay dentro de un libro? XXXIX

Eran unos coleguitas de una radio local-dijo- Me hicieron una entrevista sumamente cordial.

-¿Qué dijiste?-Le preguntó Francisco.
-Bueno, que voy a defender los intereses del gremio-dijo Larrañaga.
-Rojo-Le espetó su hijo violentamente.
-¿Qué?-dijo Larrañaga-La sonrisa congelada.
-Eres un rojo, papá-dijo Francisco-Un rojo de lo peor. ¿Qué es eso del gremio? Nada de gremios, pues. A mí hablamé de individuos y punto. Lo demás son rojerías tuyas.
-Paquito, no le hables así a tu papi-intervino Paloma.
-¿Por qué me acusas de comunista, hijo?-preguntó Larrañaga.
- Porque eres un rojo-dijo, tajante, Francisco-Porque, la verdad, a mi me daba igual que ganara Oquendo o tú. Los dos son un par de rojos.
-No hables sonseras, pues, Paquito-dijo Patty.
-¿Cómo me puedes acusar de rojo, pues, muchacho, si todos los días libro tremendas batallas en el periódico a favor de la empresa privada? -Preguntó Larrañaga, sentándose, cruzando las piernas- ¿Cómo puedes decir que soy un rojo si en el Perú nadie pelea más que yo para reducir el tamaño del Estado elefantiásico.
- Ya ves, eres un rojo-dijo Francisco.
- ¿Por qué? -preguntó Larrañaga, siempre sonriendo, mirando a su hijo con orgullo-. Explícate, pues, flaco.
-Porque tú lo que quieres es achicar un poquito el Estado y nada más-dijo Francisco, en tono displicente-.O sea, cambiar un poquito para que nada cambie, rojerías, pues, papá. Tú lo que eres es un socialistón encubierto, un rojo así nomás a media agua, rosadito digamos.
-Nada de rosadito, caramba. No me des golpes bajos, muchacho.
-Rosadito, pues, papá. Ni siquiera tienes la convicción y la integridad moral para ser un rojo químicamente puro. Tú eres rosadito nomás, pasadito por agua tibia. Porque si fueras un liberal de verdad, como yo, no hablarías de reducir el Estado, papá. Hay que privatizar todo, absolutamente todo. Mueran los rojos, carajo. Muera el Estado. Viva el anarcocapitalismo.
Ahora Francisco se había puesto de pie y estaba gritando por el balcón, cara a la calle. Larrañaga también se levantó.
- ¿Cómo vas a privatizar todo, pues, muchacho? -le preguntó a su hijo- .¿Cómo vas a desaparecer el Estado?Hay ciertas cosas que no se pueden privatizar.
- ¿Qué horror, papá, eres un rojo infame, un rojo vil, debería darte vergüenza hablar así-dijo Francisco, riéndose, condescendiente-. Hay que privatizar todo, pues, hay que privatizar las empresas, las calles, los ríos, el aire, el mar. Todo, absolutamente todo tiene que ser privatizado. El día que tú puedas tener el 70% de las acciones del oceano Atlántico y yo el 25% del Pacífico, ese día habrá liberalismo en el mundo carajo. Antes, no.

Jaime Bayly. Los últimos dias de "La prensa"

4 comentarios:

Unknown dijo...

¡Al final del texto esperaba un yaaa guey, te mojastes!

Si, lo se, he de continuar con la medicación.

Unknown dijo...

Por cierto, que el muchacho me parece un demagogo de mucho cuidado...

Índigo dijo...

Pues casi lo hemos conseguido: Francisco estará exultante.
Besote ¿habéis terminado?

Jose C dijo...

Se acabaron los exámenes, Indigo, aunque de todas formas y por motivos que no vienen al caso no voy a actualizar con la asiduidad que me gustaría.

Saludos.