Estamos
tratando de salvar la independencia de la humanidad, sus tradiciones
artísticas. No somos enemigos de los superseñores: sólo queremos que se nos
permita seguir nuestro propio camino. Cuando destruyeron las viejas naciones, y
esas costumbres que databan de los comienzos de la historia,
barrieron muchas cosas buenas junto con las malas. Hoy vivimos en un mundo plácido,
uniforme, y culturalmente muerto: nada nuevo en verdad ha sido creado desde la
llegada de esos seres.
La razón es obvia. No hay nada por qué luchar y sobran
distracciones y entretenimientos. ¿Ha advertido que todos los días salen al
aire unas quinientas horas de radio y televisión? Si uno no durmiese, y no
hiciese ninguna otra cosa, no podría seguir más de una vigésima parte de los
programas. No es raro que los seres humanos se hayan convertido en esponjas
pasivas, absorbentes, pero no creadoras. ¿Sabe usted que el tiempo medio que
pasa un hombre ante una pantalla es ya de tres horas por día? Pronto la gente
no tendrá vida propia. ¡Vivirá siguiendo los episodios de la televisión!
Arthur C. Clarke "El fin de la infancia"
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